Unaburbuja

Imaginemos un mercado cualquiera en el que compradores y vendedores tienen los suficientes mecanismos para llevar a cabo sus transacciones comerciales. De repente, un día y por cualquier motivo al uso –una filtración interesada, un descenso en la producción, la quiebra de alguna compañía- los precios suben muy por encima de su punto de equilibrio, atrayendo a los especuladores. Señor mío, dele la bienvenida entonces a una burbuja financiera en ciernes.

Pongamos un ejemplo cualquiera… Viajemos, por qué no, en el túnel de la historia hasta el año 1720. Estamos en la emergente Gran Bretaña, la nación más poderosa de la época. Allí, las grandes navieras que fabricaban enormes embarcaciones y transportaban mercancías por el mundo conocido, eran, sin duda alguna, las joyas de la corona de la economía. Sin embargo, durante una crisis comercial en los mares del Sur, la South Sea Company, que comerciaba entre Europa y Sudán, fue víctima de la especulación, que acabó por hundir los precios. La prensa de la época bautizó aquel episodio como una burbuja financiera.

Tanto en este antiguo episodio como en el resto de burbujas que se han dado desde entonces, cabe hablar de cuatro fases bien diferenciadas en un proceso de este tipo:

  • Fase inicial de cultivo. El mercado está en equilibrio, si bien hay varias amenazas que pueden acabar afectando al alza a los precios.
  • Fase de despegue o take-off. Se incrementa el precio de los bienes. La tendencia alcista atrae a inversores especuladores, atraídos por la posibilidad de plusvalías.
  • Fase crítica. Es la etapa inmediatamente previa a la caída, en donde los compradores comienzan a huir ante la intuición de que va a estallar la burbuja. Hay grandes fluctuaciones en los precios.
  • Fase de crash. La burbuja estalla y se produce una fuerte caída, preludio a un periodo de depresión con los precios más bajos de lo normal, hasta que un efecto rebote acabe estabilizándolos.

Ya está, ya tenemos nuestra burbuja. Ahora ya sólo nos falta saber por qué los humanos somos tan tontos como para seguir creándolas, aún a pesar de las consecuencias que traen. Pues para eso, amigo lector, también ha habido sesudos economistas que han analizado hasta la saciedad el modo en el que nos comportamos para que la especulación acabe invadiéndolo todo. ¿Quiere saber cuáles son?

  • La teoría del comportamiento gregario. Según este planteamiento, los inversores acaban comportándose como un banco de peces, en donde todos siguen la dirección que toman los demás, sin ninguna clase de coordinación ni organización.
  • La teoría del más tonto. Asegura que los precios siempre continuarán subiendo mientras existan en el mercado compradores creyendo que serán capaces de vender los activos y obtener una plusvalía por ello.

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