La crisis ha empujado a mucha gente al autoempleo como última salida ante a falta de oportunidades profesionales en la esfera privada. En España, alrededor del 96% del tejido productivo está formado por pymes, que se convierten de esta manera en germen generador de negocio, empleo y riqueza.

Sin embargo, convertirse en emprendedor requiere con frecuencia de una catarsis personal previa, que conlleva un profundo cambio tanto en nuestra vida privada como, sobre todo, en la manera de plantearnos el trabajo. Comenzaremos a ser dueños de nuestro destino, pero, también, aprenderemos a valorarlo todo bajo parámetros de negocio, ya que las cifras estarán para siempre anejas a la producción.

Por qué dar el paso

A pesar de que montar un nuevo negocio implica tradicionalmente el doble de trabajo para la obtención de resultados similares a los de una gran firma, la sensación de ver evolucionar nuestra compañía desde cero debería ser suficiente acicate para incitarnos, al menos, a replantearnos el cambio de vida.

Cuando preguntamos a algún gurú acerca de las razones por las que comenzar un negocio, la mayoría alega motivaciones de todo tipo, como: las ganas de cambiar el mundo, la mejora de ingresos, ampliar la agenda de contactos, fomentar la creatividad o participar en eventos y actos de todo tipo.

Sin embargo, lo más adecuado es concretar todo este acervo en cinco grandes tipos, que nos ayuden a creer no sólo en nosotros mismos sino en el trabajo que desempeñamos, a través de nuestra propia razón jurídica. Aquí os las presentamos:

  • Poder ser libre y hacer lo que siempre has querido. Cualquier psicólogo te dirá que tienes más posibilidades de triunfar si haces lo que te gusta. Es humano sentir una profunda sensación de miedo ante lo desconocido, al abandonar la zona de confort para empezar en algo nuevo y desconocido. Sin embargo, las sorpresas agradables que pueden esperarte a la vuelta de la puerta pueden compensar todos los problemas, sobre todo iniciales, que encontrarás.
  • Independencia. Para organizarte el trabajo, tus vacaciones, la estrategia a seguir, poder tomarte tiempo para pensar… A menudo, las exigentes condiciones de vida para desempeñar el trabajo por cuenta ajena empujan a muchos profesionales a tomar una drástica decisión de cambio de vida. No resulta sencillo abandonar la fila para iniciar otra en la que nos encontraremos solos, pero piensa que siempre alguien tuvo en algún momento que iniciar la fila en que te encontrabas.
  • Lograr un adecuado equilibrio personal y profesional. Aprender a organizarte, a disfrutar aún más los momentos de ocio, a marcarte nuevos y ambiciosos objetivos. Implicar a tu familia y amigos en tu nuevo negocio suele ser una buena salida, al menos en el comienzo. La confianza es una de las claves que debes tener siempre muy presente.
  • Realización. Sentir que por fin eres dueño de tus decisiones y que pones el rumbo que deseas a tu vida, sea para avanzar o sufrir algún que otro traspiés.
  • Mayor relación ingresos/esfuerzo. Es la ventaja más evidente de ser un emprendedor. A mayor esfuerzo y trabajo, probablemente en el largo plazo las recompensas serán mayores. Organizarás tus presupuestos, las inversiones a realizar, tomarás decisiones más rápida y ágilmente.

 

“No podemos resolver problemas de la misma manera que cuando los creamos”

Albert Einstein


También puede interesarte:

  1. Franquicias de éxito
  2. Dónde invertir las plusvalías del negocio
  3. Innova: sé emprendedor de productos tradicionales