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No hay dinero. Malas noticias para nuestro negocio en pleno crecimiento y que se puede ver seriamente afectado si no logramos inyectar liquidez para atender pagos e invertir en nuevas oportunidad. ¿Podemos aprovechar la mala coyuntura para re adaptar nuestro proyecto a un nuevo y hostil escenario y, de paso, beneficiarnos? Claro que sí, aunque, como siempre en este caso, partamos de la base de que no están los tiempos para grandes milagros.

El momento es crítico para casi todos, no nos engañemos. Muchas empresas y pequeños negocios sobreviven en el alambre de ingresos escasos, poca demanda y bancos que han cerrado casi por completo la concesión de créditos y otros sistemas para obtener liquidez.

Es decir, que a pesar de ser viable puede que nuestro proyecto acabe ahogado por no poder atender los pagos a corto. De nada sirve crecer en nuevos mercados y captar más y más clientes, si no podemos cumplir con nuestras obligaciones a proveedores o con la Administración, por ejemplo.

Las sociedades de garantía recíproca

Más nos vale, entonces, pensar en nuevas maneras con las que financiarnos si los bancos no quieren convertirse en nuestros aliados. De ello puede depender nuestra propia supervivencia, así que la apuesta no es baladí. Entre los sistemas más utilizados entre los emprendedores en los últimos tiempos está el del reforzamiento de las sociedades de garantía recíproca, como modo para atender el problema de la falta de garantías.

En el campo práctico, esto significa que hay sujetos jurídicos que actúan como avalistas para que un tercero nos preste el dinero que necesitamos, fomentando, de paso, unas condiciones mejores que las que podríamos conseguir por cuenta propia. Una rápida consulta por internet nos da datos de muchas de estas entidades, con las que podremos cerrar un encuentro sin ningún problema para asesorarnos.

Préstamos participativos y MAB

La Administración también facilita líneas de liquidez para la compañía, que tienen la ventaja de que, dado su carácter subordinado, son equivalentes a los recursos propios al evaluar la solvencia financiera de la empresa. Desgraciadamente, en España hay pocas opciones en este campo todavía por desarrollar, tanto a nivel regional como por parte del Gobierno central.

El Mercado Alternativo Bursátil (MAB) también es una opción a valorar, aunque quizá para compañías que ya se encuentren en un estadio de desarrollo algo avanzado, y que precisen dar un paso hacia adelante decisivo para crecer. En realidad, no deja de ser un índice bursátil como cualquier otro, aunque cuenta con la ventaja de exigir menos requisitos para poder cotizar en él y de agilizar los procesos para que la empresas puedan buscar capitalizarse en él.

Estas y otras maneras no valen nada si no logramos primero buscar otros socios, tanto capitalistas como financieros, que puedan ayudarnos en un momento dado, y contribuyan a que podamos cumplir con éxito el plan de negocio.


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