Desde la típica ayuda de familiares y amigos hasta modelos más novedosos como el crowfunding o la participación de business angels. La coyuntura actual ofrece paradójicamente cada vez mayores posibilidades para poner en marcha nuestro negocio, pudiendo combinar algunas de ellas hasta llegar al modelo que más convenga a nuestros intereses tanto desde el punto de vista económico como, también, de trabajo en sí mismo.

Veamos algunas de estas opciones:

Socio – participaciones empresariales

Podemos aliarnos con personas y entidades que compartan riesgos y beneficios, desde un punto de vista sólo financiero (capitalistas) o bien aportando dinero y trabajo (socios industriales). La gran ventaja de este modelo es que podremos complementarnos buscando habilidades distintas en cada uno de los socios que mejoren las perspectivas de éxito de nuestro negocio. La desventaja es que los objetivos individuales pueden variar a lo largo del tiempo, llevando a disputa o, incluso, a la destrucción de la compañía.

Entidades financieras

Conseguir un crédito o préstamo bancario puede ser, en ocasiones, la manera más directa y sencilla de poner en marcha nuestro proyecto. La mayoría de entidades ofrecen ayudas y descuentos para start ups y pymes, si bien cada vez son más exigentes en la presentación de planes de negocios para su admisión. Vigila bien las condiciones y los tipos de interés a abonar para no llevarte sorpresas desagradables en el futuro.

Otros inversionistas

Dentro de esta categoría podemos englobar distintas clases de fuentes de financiación, si bien conviene tener muy claro desde un primer momento el volumen monetario que estamos buscando para poder seguir teniendo el control del proyecto a largo plazo. Normalmente, suelen negociarse tanto la forma de devolución de la inversión como, en ocasiones, la manera de pactar más adelante la salida del capital de estos inversionistas si, como es de esperar, nuestra empresa evoluciona favorablemente:

  1. Los business angels están cada vez más de moda y suelen entender bien las dificultades de sacar adelante una idea de negocio, puesto que la mayoría de ellos fueron o son emprendedores. Su vocación de permanencia es de alrededor de cinco años y no suelen querer participar en la gestión directa de la compañía si todo marcha según los planes previstos. Muchas universidades y asociaciones tienen redes propias de acceso a ellos, aunque como norma general, existe la Red Española de Business Angels (Esban).

  2. Las entidades de capital riesgo suelen ser más conservadoras que los business angels, entrando en el capital en menor proporción y anticipando su salida del proyecto en un periodo que suele rondar los tres a siete años. Por el contrario, sí suelen participar en la gestión intentando profesionalizarla al máximo para minimizar las posibilidades de fracaso. Hay entidades de capital riesgo para cada tipo de negocio y estado del proyecto: desde su puesta en marcha (seed o capital semilla), su arranque propiamente dicho, o incluso la ampliación de capital o la compra de otra compañía.

Concursos y financiación alternativa

Diversos organismos gubernamentales y supranacionales organizan certámenes para dotar económicamente proyectos innovadores o generadores de empleo. También hay entidades que conceden ayudas a fondo perdido o subvenciones a todos los niveles de la Administración (local, regional, nacional y europeo). Es sencillo localizar a través de internet las opciones que más nos convengan en este sentido, teniendo siempre presente que suelen ser procesos que se dilatan en el tiempo, por lo que puede condicionar la evolución a futuro de nuestro negocio.


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