inteligencia

Emprender implica muchas cosas, pero una muy importante, por no decir vital en los tiempos actuales, es la sagacidad para interpretar correctamente los cambios que se van produciendo a lo largo de la vida de un negocio, y utilizarlos en provecho propio. Por eso, en esta ocasión, vamos a enumerar cinco anécdotas pertenecientes a otros tantos personajes históricos de primer orden, que nos ayuden a comprender que, a veces, la improvisación es el camino más claro y corto hacia el éxito.


Benjamin Disraeli

Fue uno de los Premiers británicos del siglo XIX más recordados por la historial. Su máximo rival de la época fue William Gladstone, con quien mantuvo numerosas disputas. En cierta ocasión, le preguntaron sobre qué diferencia había entre algo calamitoso y algo desafortunado:

Si Gladstone se cayera al Támesis –respondió – eso sería desafortunado, pero si alguien lo sacara sería una calamidad.


Cicerón

En una ocasión, el gran Cicerón señaló:

-En toda la Historia hemos tenido sólo un cónsul, tan preocupado por el bien público que nunca durmió en el periodo de su consulado.

Alguien se atrevió a preguntarle por el nombre de dicho gobernante. El se limitó a constar que se trataba de Caninio Resizio.

Se trataba de un romano que fue nombrado cónsul por la mañana y destituido esa misma tarde.


Jorge Luis Borges

Por todos es sabida la genialidad de este inigualable escritor argentino. Una vez, durante una entrevista en Italia, un sagaz periodista pretendió sacar un buen titular para su artículo. Y a fe que lo consiguió:

-¿En su país todavía hay caníbales? –preguntó.

-Ya no, – respondió Borges- nos los comimos a todos.


Winston Churchill

Lady Astor fue la primera mujer parlamentaria en la cámara baja británica, a comienzos del siglo XX. Todo un hecho histórico que no evitó que Winston Churchill y ella se enzarzaran en continuos enfrentamientos dialécticos cada vez que se debatía algún tema espinoso. Un día, mientras se llevaba a cabo una visita oficial a los Duques de Marlborough, la dama le espetó al Premier:

– “Si estuviera casada con usted, envenenaría su té”.

Churchill la miró y se limitó a contestar:

– “Señora, si estuviera casado con usted, no dude que me lo bebería”.


Benito Pérez Galdós

Conocida fue la relación amorosa que hubo entre Emilia Pardo Bazán y Benito Pérez Galdós, pero también de dominio público la enemistad que llegaron a profesarse ambos.

En cierta ocasión, siendo ya mayores se encontraron accidentalmente en unas escaleras. Él subía jadeante y ella empezó a bajarla.

Mientras se cruzaban ella le espetó:

-Adiós, viejo chocho.

Su viejo enemigo contestó al instante:

-Adiós, chocho viejo.


También puede interesarte:

  1. ¿Es el mejor momento para emprender?
  2. Emprender en un mar enrarecido
  3. Qué significa sacar una empresa a Bolsa