Uno de los problemas más graves a los que suele enfrentarse un emprendedor llega paradójicamente cuando su negocio supera el periodo inicial y llega el breakeven. Es entonces cuando debe decidir qué hacer con las plusvalías que no se reinvierten en el proyecto y que podrían servir para conseguir un colchón de cara a futuras necesidades de la empresa o para poner en marcha nuevas iniciativas.

El éxito no siempre es la mejor salida para un emprendedor si no se sabe digerir y orientar para planificar el futuro. Pero la coyuntura actual no invita precisamente a pensar en los mercados de renta variable ni en activos demasiado arriesgados. La fuerte volatilidad, unida a las numerosas incertidumbres sobre, por ejemplo, el rescate de la economía española, han dificultado mucho el panorama para ahorradores e inversores.

Ahí es donde se debe establecer la premisa de hacia dónde encaminar la inversión, analizando claramente nuestro perfil y siendo objetivos para con nosotros mismos. Preguntas como la propensión al riesgo, la cantidad de dinero que disponemos de forma líquida y el horizonte temporal de la inversión nos ayudarán a aclarar el panorama y a concretar posibles activos en que fijarnos.

Seguridad y diversificación

Invertir sólo guiándose por el instinto es una opción tan precipitada como errónea, ya que actualmente se disponen de un sinfín de vehículos en los que encontrar información, asesorarse y alcanzar el éxito. Dicho esto, conviene elegir con calma la entidad financiera con la que trabajar, ya que la confianza y la comunicación deben ser las claves para entender cada paso que demos.

Tampoco es adecuado lanzarse hasta completar una cartera de activos de altísimo riesgo. Un emprendedor debe optar por una parte importante de valores de base conservadores que le permitan asegurarse dinero aún cuando la situación económica global sea adversa. Para ello tenemos desde renta fija a planes de pensiones, pasando por otros productos más atípicos como los fondos de inversión garantizados o la deuda privada.

Por supuesto, conviene huir de productos financieros complejos que no se entiendan por completo. Sobre la mesa tenemos, por ejemplo, el caso de las participaciones preferentes, en donde miles de españoles se han visto envueltos, poniendo en muy riesgo sus ahorros.

Cinco consejos de oro

A continuación, te aportamos nuestros consejos para que no te equivoques y aproveches la buena marcha de tu economía para crecer de verdad. Por supuesto, una vez inviertas deberás seguir cada uno de tus activos para minimizar potenciales pérdidas y para sacar siempre el máximo rédito. Y recuerda: no ambiciones cosas que sean ilógicas. La clave del éxito es la constancia.

Sanea tu balance. Antes de lanzarse a invertir, aprovecha tus plusvalías para amortizar deudas, pagar a proveedores y conseguir cubrir todas las necesidades de tu proyecto de negocio. No tiene sentido querer llegar arriba de la cima sin antes haber cubierto los pasos necesarios.

Diversifica. Invierte sobre todo en lo que conozcas. La inestabilidad actual no invita precisamente a las grandes aventuras. No te lo juegues todo a una única inversión ni tampoco pongas todo tu capital en la misma entidad.

La tranquilidad de un buen depósito. Garantiza plusvalías al menos a un año contratando algunos de los depósitos que se ofrecen actualmente en el mercado. Obtendrás réditos de base que en el futuro te otorgarán un colchón aún mayor. Al menos un 4% anual es asequible de obtener, y no olvides que el Fondo de Garantía de Depósito cubre hasta 100.000 euros por cliente y entidad en caso de quiebra.

El valor de la renta fija. La caída en la calificación de España por parte de las agencias de rating ha disparado las tasas de interés que otorgan las Letras del Tesoro o los bonos del Estado. Además, no olvides que el rendimiento de esta clase de productos se cobra por adelantado.

Materias primas y largo plazo. El oro se ha convertido en uno de los activos refugio de los últimos tiempos, revalorizándose de manera continua. Por ello, intenta entender todos los riesgos que asumes al entrar en cada una de tus inversiones y compleméntalo con productos con vocación de permanencia en el tiempo como es el caso del oro.


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