Financiacion

La caída de la actividad económica no sólo se traduce en una menor demanda de bienes y servicios y, por tanto, en que el dinero fluya con más lentitud. Desde el punto de vista de los emprendedores, la creciente dificultad en poner en marcha start-ups se traduce, entre otras cosas, en un estancamiento en la concesión de financiación por parte de las entidades de capital riesgo. Las dudas sobre la viabilidad de los proyectos y la falta de innovaciones reales son los dos motivos principales que aducen los gestores para justificar la falta de inversiones.

Este año se cerrará con alrededor de 900 operaciones corporativas en las que las entidades de capital riesgo han estado presentes, en mayor o menor medida. Procesos de fusión, entrada de nuevos socios, rondas de financiación o comprar de participaciones societarias han sido las fórmulas elegidas, en un montante total aproximado del entorno de los 2.000 millones de euros, lo que significa una caída de casi el 40% con respecto a los resultados de los años anteriores.

Este dato negativo se encuentra en línea con lo que ha sucedido en otros países europeos con mayor tradición en la financiación de proyectos vía capital riesgo, como Francia o Reino Unido. Algo paradójico si tenemos en cuenta que han aumentado significativamente los recursos financieros de muchas entidades financieras, pero que mantienen inmovilizados ante la falta de negocios que les resulten interesantes para el medio y largo plazo.

Dificultad para atraer capital extranjero

Uno de los grandes problemas para las pymes españolas está siendo precisamente el de atraer capital extranjero. En muchos casos, la incertidumbre se ha apoderado de las entidades financieras españolas, que necesitan mucha mayor seguridad que antes a la hora de apostar por las compañías. Sin embargo, este primer paso resulta fundamental para que una empresa pueda comenzar a desarrollar, internacionalizar su negocio y, en una fase más avanzada, iniciar una ronda de financiación en la que atraer capital foráneo.

Es en este punto, el de cultivar una adecuada imagen país, donde las asociaciones y la propia Administración deben trabajar en el futuro. De esta manera, los fondos extranjeros, que a día de hoy siguen sin confiar demasiado en la economía española, puedan fijar sus miras de inversión en nuestras empresas y ayudarles en su desarrollo. Por ello, desde entidades como Ascri, la patronal española de sociedades de capital riesgo, se lleva desde hace años desarrollando una labor didáctica en paralelo con la de la propia captación de fondos.

Qué deparará el futuro

El próximo año tampoco parece que será excesivamente propicio para acceder a la financiación privada. Ni los bancos ni el capital riesgo verán mejorada su posición, así como la propia economía española, que se mantendrá en recesión a pesar de las tímidas medidas de estímulo que se están intentando llevar a cabo por parte del Gobierno de Rajoy.

Según diversos expertos, aún en el caso de compañías pequeñas, se debe apostar hoy más que nunca por la internacionalización y la optimización máxima de sus recursos, de manera que con menos se pueda llegar más allá. El objetivo es que aún en la actual coyuntura, se logre captar el interés de fondos internacionales que sí andan buscando proyectos rentables e interesantes, como pueden aportar muchas pymes y start-ups españolas.


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