Uno de los principales problemas a los que se enfrenta todo emprendedor al comienzo de su actividad es saber encontrar los productos, ideas o servicios que sean realmente innovadores y le diferencien con claridad de su competencia en el mercado. Normalmente, la propia experiencia personal y profesional basta para ayudarle mediante la intuición y la constancia a responder esta incertidumbre, pero también es cierto que con la crisis actual conviene armarse de cuantos más elementos objetivos mejor para tener éxito en la puesta en marcha de ideas de negocio.

Sin embargo, identificar oportunidad y analizar todo lo que nos rodea desde una perspectiva empresarial debe ser siempre una constante en la vida de un emprendedor, a pesar de que, es evidente, la regla habitual en cualquier sector es que diversas empresas compitan con productos y servicios que ya existen y no con ideas realmente innovadoras.

Dice la teoría que para que una empresa triunfe, aparte de una adecuada relación calidad-precio en sus bienes y servicios, debe lograr diferenciar sus productos de los del resto, haciendo que de verdad se genere entre los consumidores una sensación de valor y utilidad.

Hay varias manera en principio de conseguir esto. La primera de ellas es optar por estrategias de marketing y publicidad que incorpore a nuestros productos toda una serie de valores de marca que haga que los clientes se identifiquen con la esencia de lo que les estamos ofreciendo. Esta fórmula, aunque suele acabar dando importante réditos en el largo plazo, puede resultarnos muy cara y costosa si estamos empezando, condiciendo en muchas ocasiones que podamos siquiera optar a ella.

Otra opción es innovar y lanzarse a adaptar a un sector una idea proveniente de otro segmento de negocio, bien sea de la propia economía nacional o de algún otro país extranjero. Como vimos en un artículo anterior, Henry Ford fue capaz de incorporar al sector automovilístico el sistema de producción en cadena, diferenciándose del resto de sus rivales y alcanzando el liderazgo mundial indiscutible en pocos años. Haber encontrado una fórmula de producción más eficiente y barata fue la clave indiscutible de su éxito.

Busca, compara y… lánzate

Antes de poner en marcha cualquier negocio conviene contrastar al máximo opiniones con todo tipo de públicos que los testeen, desde potenciales clientes a expertos, pasando por colectivos minoritarios, habitantes de distintas regiones o personas con diferentes nivel de poder adquisitivo.

Una vez identificada la idea, es momento de plantear escenarios diversos, que se recogen en el plan de negocio, analizando con cuidado todas hasta procurar elegir la idónea. Eso implica valorar objetivamente la situación del sector, de los competidores, la inversión requerida para empezar la actividad y los valores a priori de esfuerzo y trabajo que nos costará alcanzar sobre el papel los primeros resultados positivos.

Un análisis nada sencillo en el que desde aquí podemos intentar ofrecer algunas pistas a modo de recomendación:

  • Emprender es, ante todo, una cuestión de desarrollo de la curiosidad. ¡Recuérdalo!
  • Busca crear necesidad nuevas en productos ya conocidos.
  • No te cierres a tu mismo público e intentar abarcar nuevos públicos objetivo.
  • Juega a veces en contra de la tendencia del mercado y arriésgate

tour de forcépara el emprendedor. Busca tu propio camino y atrévete a cruzar la fina línea de jugártela a una carta. Quizá cuando acabe la crisis, hayas conseguido una relevante cuota de mercado que juegue convenientemente a tu favor.

Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo

Mahatma Gandhi