No es fácil saber cuándo conviene vender un negocio y mucho menos la cuantía por la que hacerlo. Si, como ocurre en muchos casos, es un proyecto que hemos creado desde cero, la parte sentimental, aunque no cuantificable, sí juega una parte importante. Pero también las expectativas sobre el sector, el perfil de la compañía compradora y, por qué no decirlo, tener claro en qué se invertirá el dinero una vez podamos disponer de él.

A pesar de la crisis, cualquier negocio con expectativas en el largo plazo puede optar por la entrada de nuevos socios o por la venta mayoritaria a otra parte. Con ese dinero líquido será posible financiar nuevas inversiones, incluso, poner en práctica nuevos proyectos que siempre acaban sacudiendo la cabeza de un emprendedor.

La llegada de Internet ha supuesto un cambio de paradigma total en el mundo de las empresas: los negocios individuales o familiares, en donde la cúpula de socios se mantenía inamovible en el tiempo, está condenada a su extinción, haciendo que a lo largo de una trayectoria profesional tengamos diferentes trabajos y proyectos a los que aferrarnos.

Así las cosas, sólo nos atrevemos a proponerte algunas claves que valores para cuando empieces a plantearte darle un nuevo rumbo a tu vida profesional, quizá para comenzar otra etapa mejor, ¡quién sabe!:

  • Valora a tus competidores. Es lógico que seas uno de los peces pequeños en el sector en el que te muevas y que sepas evaluar tendencias de consumo y posibles movimientos de tus principales rivales. Te servirán para orientarte sobre si conviene vender tu negocio.
  • Redistribuye a los socios. A menudo es habitual para una start up permitir la entrada de multitud de socios para conseguir una adecuada financiación. Valora introducir cláusulas que den libertad a los socios mayoritarios para tomar decisiones importantes y no perder oportunidades.
  • Audita tu negocio. Si tienes en mente vender tu compañía compensa a la larga contratar a una de las grandes auditoras para que evalúen el valor real de tus cuentas y el saneamiento propio del negocio. Tranquilizará a los potenciales compradores y te situará en un rasgo estable de precios.
  • Un buen abogado. En línea con el punto anterior, contrata un bufete o un abogado de máximo prestigio que guíe tanto la due dilligence (auditoría de activos) como el proceso de venta propiamente dicho. En el largo plazo, servirá para cerrarte un acuerdo sin ningún posible fleco problemático y, lo que es más importante, contribuirá a que el precio de venta final sea mayor.
  • Paciencia. No te dejes influir por la primera oferta que llegue, por muy suculenta que pueda parecerte. Seguramente pueda ser susceptible de ser más alta. Sé prudente en tus movimientos y juega con sobriedad tus cartas.

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