Continuando con el tema propuesto en el último artículo, ofrecemos una serie de claves para mantener siempre estable las cuentas de tu proyecto y lograr que tu balance siempre esté equilibrado. Como siempre te decimos, luego hay que adaptar cada modelo a las particularidades de tu negocio, y nunca olvidar que hay que saber amoldarse a los cambios que trae de por sí el mercado.

  • El cash flow reina. Sigue esta máxima a la hora de realizar cualquier operación y quédate siempre con un pequeño capital físico en reserva.
  • Planillo de flujo de fondos. Crea en tu ordenador una hoja de cálculo en la que señales cada entrada y salida del dinero. Para ello, recurre a programas de fácil manejo como Excel o Access, e intenta organizar los movimientos de capital por franjas de tiempo, como semanas o meses.
  • Ficción y realidad. Sé lo más objetivo posible, e introduce en tu hoja de gastos aquellos que creas de verdad que vayas a tener a lo largo del año, de tal manera que luego puedas compararlos con las reales que vayas obteniendo mes a mes. Así irás consiguiendo ajustar cada vez mejor tus cuentas.
  • Objetivos pequeños. Marca tu horizonte en el medio plazo y organiza tus gastos en base a ellos, tirando siempre por lo alto lo que pueden suponerte. De esta manera, podrás anticipar posibles situaciones problemáticas en las que tengas que hacer frente a algún gasto inesperado.
  • Sigue tu dinero. Anota en cada gasto o ingreso hacia dónde se dirige o de dónde viene. Recuerda pedir siempre un resguardo cuando adquieras algo, por si luego lo debes devolver. Así no te llevarás sorpresas cuando debas afrontar algún pago importante. Hay muchos programas informáticos especializados en finanzas que te podrán ayudar.
  • Gasta lo menos posible. Es más fácil decirlo que hacerlo, pero, especialmente en el comienzo de tu negocio, intenta valorar cada gasto en función de su utilidad y de la necesidad que tengas. ¿Es imprescindible un teléfono móvil? ¿Y una PDA? ¿Puedes vivir sin suscribirte a ese periódico que tanto te gusta? Haz caso a los sabios. Samuel Jonson dijo una vez: “Tengas lo que tengas, gasta siempre menos”.
  • Haz inventario cada semana. Sólo te llevará una hora de tu tiempo, y, sin embargo, te ayudará a hacerte una idea de si has cumplido con tus objetivos de gastos durante la semana, de tal manera que puedas disponer de un mayor margen de maniobra en el resto del mes. Ten en cuenta, por ejemplo, que hay ingresos que no están incluidos en el salario mensual, como el interés de tus inversiones o de las cuentas bancarias, y que te pueden servir de ayuda para afrontar posibles gastos.
  • Gastos de base. A comienzos de mes, registra en tu hoja de gastos los pagos fijos que deberás afrontar, como la luz, el teléfono o el agua, siempre de manera aproximada. De esta manera, te harás una idea de la liquidez con la que vas a poder contar.
  • Examina a tu banco. Estudia con calma todas las cuentas y operaciones que realizas con tu banco, y luego consulta el resto de ofertas que ofrecen en la competencia. Busca aquellas entidades que te cobren lo mínimo por la gestión de los servicios que necesitas. Seguro que tus resultados a final de mes lo agradecerán.
  • Refinancia tus deudas. Evalúa si estás pagando un interés superior al del resto de tus rivales por tu hipoteca o tus créditos. Intenta preguntar en tu entidad bancaria y entérate de lo que ofrece la competencia.
  • Revisa tus seguros. Casi nadie revisa si está pagando el seguro que más le interesa por su automóvil o si le está sacando el máximo rendimiento. Lee la letra pequeña, y quizá descubras incentivos como tarifas reducidas si no has tenido nunca ningún golpe o la reparación sin coste alguno de las roturas leves. Revisa con atención las ofertas de otras compañías y, si te sale más barato, presiona a la tuya para que te baje el precio de la póliza.
  • Automatiza las operaciones con el banco. Revisa si tu entidad financiera te cobra alguna comisión por realizar operaciones en la ventanilla, y pide información para ver si a través de internet o por cajero éstas desaparecen. ¡Ah! Y solicita sin coste alguno una firma electrónica para efectuar operaciones a través de la Red. Bienvenido al siglo XXI.
  • Controla a tus acreedores. Ordena las facturas que se te deben abonar, establece un sistema que te avise del día de cobro de éstas para verificar que se ha realizado el abono y acuérdate de llamar a aquellos que te deben dinero desde hace tiempo. A lo mejor un par de facturas suman poco dinero, pero si se van acumulando, luego te puede a ti acarrear un serio problema de morosidad.
  • Impuestos inmobiliarios. Las viviendas y las oficinas valen cada vez menos. Una lástima si pretendes vender tus activos inmobiliarios, pero si no es el caso, probablemente te beneficiarás de ello. Recurre a la tasación para ver si el gravamen fiscal que estás pagando es el que te corresponde.
  • Vigila tu hardware. A la hora de montar un negocio no hace falta tener todos los aparatos tecnológicos que hay en el mercado. Revisa bien tus necesidades, y no compres cosas que puedan resultar extremadamente caras y que no vayas a utilizar. Tu liquidez depende de ello, y hay muchas tiendas y empresas ahí fuera a las que puedes delegar algún servicio por muy poco dinero. Y si, aún así, tienes que adquirir algo nuevo, cómpralo a finales de año para que puedas conseguir una cancelación de impuestos sobre la renta de ese año.
  • Acorta el ciclo de facturación. Intenta mandar todas tus facturas antes del día 25. De esta manera, a tu cliente le llegará antes de que cierre el mes y tendrás más posibilidades de recibir tu dinero el mes siguiente.

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