Si quieres sacarle el máximo partido a las puntas de liquidez de tu empresa, infórmate de todas las fórmulas financieras que ofrecen las entidades financieras para gestionar tus pagos y tus ingresos. Podrás obtener suculentos beneficios, además de quitarte complejos trámites administrativos que resten operatividad a tus movimientos.

Factoring. Puede serte de gran ayuda para convertir tu circulante en dinero líquido de manera inmediata. Por medio del factoring vendes las cuentas que tienes por cobrar a una institución financiera, a cambio de una pequeña rebaja en la cantidad final.

Ventajas: El factoring puede serte una opción muy rentable a corto plazo por tres razones: permite ahorrarte la contratación de una persona que te gestione los cobros, puedes obtener financiación de forma rápida y asequible y, además, te abre la posibilidad de sanear el resto de tu balance y poder satisfacer a tus acreedores de manera inmediata.

Inconvenientes: Ten en cuenta que el factoring es una alternativa para momentos en los que puedes necesitar liquidez inmediata, por lo que quedan excluidas operaciones relativas a productos perecederos y a largo plazo. Por otro lado, ten presente que las entidades financieras te aplican un tipo de interés mayor que en otras operaciones, por lo que no debes recurrir al factoring nada más que cuando te sea absolutamente necesario.

Confirming. Por raro que te parezca este término, en realidad es una operación financiera bastante sencilla, que te puede ayudar a solventar algún quebradero de cabeza que te esté dando tu empresa. El confirming consiste en la gestión del pago a tus proveedores ofreciéndoles la posibilidad de cobrar sus facturas antes de su vencimiento mediante el anticipo de su importe. En realidad, se trata de un factoring a la inversa, y equivale a un pago certificado, con la única diferencia de que en esta ocasión el banco avala el pago al proveedor.

Ventajas: Si te encuentras con falta de liquidez, mediante este sistema evitarás tener que recurrir a otros sistemas de financiación como la emisión de pagarés o la extensión de cheques, que pueden suponerte un mayor gasto a largo plazo. Además, te ahorrarás más trámites administrativos de los esenciales, por los que puedes ser tú el que gestione esta operación con tu entidad financiera.

Inconvenientes: Aunque mantienes la iniciativa en el pago a tus acreedores, si contratas el confirming te obligarás a tener que trabajar con una determinada entidad, lo que te puede acarrear problemas en el futuro. Por otro lado, muchos de tus clientes pueden no ver con buenos ojos este tipo de prácticas, por lo que no te vendría nada mal ofrecerle siempre las máximas garantías de cobro.

Forfaiting. En realidad, es lo mismo que el factoring, sólo que, en esta ocasión, vendemos unos documentos financieros de vencimiento a medio plazo, normalmente en operaciones con países que presentan un elevado riesgo. Por medio del forfaiting, cedemos letras de cambio o pagarés, pero, mientras en el factoring hablamos de operaciones a muy pocas semanas o meses vista, aquí son documentos cuyo vencimiento abarca varios años.

Microcréditos. Entérate de la posibilidad de solicitar microcréditos y pregunta en todas las entidades financieras que puedas. Por medio de ellos, podrás financiar la creación de tu empresa. Sólo necesitas contar con avales para que te lo concedan, pero no son necesarias más garantías de ningún tipo. Su cuantía no suele superar los 20.000 euros y su interés ronda el 5%. Deberás pagarlos en su totalidad en un plazo de entre 5 y ocho años.

Líneas de crédito. Es la manera más tradicional de conseguir financiación para una empresa, si bien tienes que tener cuidado con ella, porque puedes endeudarte en exceso en un momento de falta de acceso al crédito como el actual, debido a la facilidad que supone domiciliar todos los pagos a través de ella. La línea de crédito es una solución a largo plazo para financiar y sanear el circulante de tu empresa. La entidad financiera pone a tu disposición una determinada cantidad de dinero durante un plazo determinado, de la que sólo habrás de pagar intereses de lo que hayas utilizado. De esta manera, podrás atender a todos tus pagos sin tener que esperar a cobrar de tus clientes para pagar a los proveedores. Es decir, logras liquidez inmediata, pero también te obliga a estar mucho más pendiente de la gestión de tus gastos.


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